Raudal de tinta,
mis venas llenas gritan,
sentado con papel y bolígrafo,
dejo mi vista,
bajo el flexo que se oxida,
de tiempos y huidas.
Tacho contactos, sombras de las orillas, minutos de mi rutina, ratos aparcados en un viejo vado apartado. Musa e inspiración, que se aferra a los bajos.
De amargo sabor visten los días,
se marcan mis venas,
tiemblan los dedos.
Despechado de vidas
escribo y siento,
esto que me muere dentro.
Raudal de tinta, desvarío de mi rabia podrida, en sepia, blanco y negro sueño, ebrio de tolerancia, me entrego a lo que fue sentimiento, pintado hoy, de grotesco movimiento.
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