Clama un pueblo desde el susurro,
por la decencia y la dignidad.
Clama por una absurda vergüenza
y la mayor honestidad.
Complicada mezcla
que siempre hizo dudar.
Se traiciona, roba y miente,
se oculta y pervierte,
con la osadía y soberbia de siempre,
azotando a gentes inocentes
que sin fuerza,
se dejan morir de tristeza
sin mirar al frente.
Se ocultan las palabras
pese su sabida libertad.
Se hacen sordos los oídos a
voluntad,
no pesan las lágrimas,
la desesperación se colorea,
se rehúye ver las espaldas,
mientras se alardea a boca llena.
Clama un pueblo
sin voluntad de lucha,
a la espera tan solo
le llegue pronto su final,
resignado, atormento,
dejándose vilmente
asesinar.
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