Oprimen el interior de mi mente,
miles de palabras que claman libertad,
intentando asaltar la frontera
que logre sacarlas afuera,
naciendo amontonadas,
complicando mi descanso,
logrando que falte tinta y papel
donde plasmar su ordenado final.
El amor de los míos,
todos ellos recogidos en un largo camino,
nunca perdieron protagonismo,
pese distancias,
sombras u abismos,
infinito es el mar de su auxilio.
Recuerdos que palpitan
en lo más hondo de mi pecho,
haciéndome estremecer,
sabido y convencido
de quien soy,
que quiero,
quien fui.
Gritan insistentes
los detalles que pare el día,
hiriendo a sangre
los instantes que recorren mi espíritu,
acorralando el alma
de caricias omitidas,
por el cuerpo
a la espera de su alegría.
Son millones las palabras
que quiero liberar,
armadas de sinceridad,
esas que ahora oprimen,
que crean ecos en mi mente,
esas que debo moldear
esperando de ellas,
se entiendan en su humildad.
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