Dispersas,
se presentan las madrugadas
y se dejan morir los días,
en fila, uno tras otro,
la historia se viste según los ojos.
Sin faltar el respeto o molestar al
resto.
No doy con el motivo
por el que nos hacemos pasar por
borregos
de cortito cerebro,
dejándonos robar el caro raciocinio.
Maduran mis minutos
mortecinos e inconclusos,
en este rebelde interior carente de
escrúpulos,
minado de mentiras,
repudiado de iras,
falseado de remordimientos.
Dispersas,
las horas se hacen días en este bucle
oscuro.
Sin sentido,
caminamos como zombis bien avenidos,
en una senda sin suspiros,
sin recuerdos, ni brillo alguno.
Lejos del inteligente,
me cuesta resolver problemas.
Más distante,
tal cual hace el sabio,
no logro evitarlos.
Ni soy lo uno ni lo contrario.
¿Será por el tiempo que pierdo pensando?
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