Cegado en mí despertar,
palpo y saboreo
cada centímetro cuadrado del mundanal
universo cercano,
disecciono significados,
malversando el orden de los componentes,
experimentando sobre instantes
presentes y pasados.
Cruzada de la coherencia
contra la fe,
rasgo mi pensar de cruda sinceridad,
espantosa realidad
con la que cada cual esconde,
o decora la decisión final.
Adornado de imposiciones y dedos
acusadores,
sigo sin la inercia de costumbres,
sobre el fino hilo de mis propias
decisiones,
firme, orgulloso y seguro,
de las razones que expongo.
Libera mi llanto
el empuje de un alma
que me llena de resplandor y esperanza,
soportando con infinita paciencia,
el miedo que cada minuto me presenta,
abstracto en su sentencia.
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