miércoles, 17 de agosto de 2016

Sublime.




   

Maraña de acordes,
mis sentidos roba la brisa del sueño que rompe.
suena la guitarra,
luce la morena sus alas,
cuelga su cabello en mi almohada,
llanto, que me aleja de cada madrugada.


Maraña de acordes,
su recuerdo me traslada al encanto que se dibuja,
sobre la partitura que me grita,
sobre el latir de que me fustiga.
Maraña de acordes, gustos, olores,
mi pensamiento, ávido y escurridizo,
se aleja como la sangre que se derrama sin ser escuchada.


Maraña de acordes sin esperanza,  
de besos sin una sola lagrima, 
huidas y traiciones espontáneas.
Maraña de disculpadas enmudecidas bajo sombra y  luna.
Sublime,
se presenta la música que me araña,
que me desnuda de ira,
que me descalza las palabras.


Maraña, acordes, magia,
la noche me presenta su manto de estrella bordada, 
camino de tiempos
cálidos y fríos
donde la guitarra escribió sobre mis los suspiros.
De lo poco, de lo bueno, 
que mi carne y hombría
pinta de negra tinta,
en ese momento sublime que me inspira.







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