Fuiste ayer, en mi
alguien,
parte de mi historia,
hoy, cicatriz de
amargo recuerdo,
un reflejo de extensa
raíz,
el fiel dolor
transformado en momentos.
Hoy, eres el fantasma
de lo que pudo y
quedo en nada.
Lanzando un beso
envuelta en el dudoso
velo de frías lágrimas,
diste a mi futuro
espalda
llenando de vacíos,
angustia y silencio,
esa débil alma que me
agarra.
Lanzando un triste
beso,
me arrojaste a la negra
nada.
A la oscuridad de la
noche sin mañana,
a los cortos
instantes que invaden la vida,
a los olores que
llenan imágenes lejanas y perdidas,
al amor desgarrado
por la ignorante mentira.
Hoy, sin
resentimiento,
me robas la sonrisa
desde del recuerdo.
Fuiste alguien,
no sé, si más o menos
importante,
hoy, con una vida
tras nosotros,
ante mi yaces muerta
y, no, no te lloro,
no roba el dolor ningún silenciado grito,
no siento más que una
confusa pena.
Hoy solo, te brindo una
sonrisa
por los instantes
compartidos.
Hoy, despido y aclaro
mi mártir pasado,
te digo adiós con el
calor del corazón en mano,
aquí sigo, recordando
a una inquieta niña,
morena, de vivos ojos
e infinita alegría.
Hoy, en la soledad
que perpetúa,
vuelvo a sentirme
humano
en el mismo instante
que libero tu fría
mano.
No hay comentarios:
Publicar un comentario