lunes, 4 de noviembre de 2013

Rompiendo noches.



Rompe la luna su noche bordada en manto de estrellas,

mis retinas explotan en magia, mi recuerdo desborda instantáneas,

mi espíritu se embriaga.

Soñar vivo quiero, con los ojos abiertos del alma,

que ante mío se disfraza, con besos que recorren mi espalda.



Amo lo que siento, lo que quiero,

lo que por pequeño, se hace tan íntimo como extremo.

El brillo trascendente del ala de libélula,

el olor de vivo rio, la seca muerte de un pétalo mordido,

ese adiós, que desvanece sentidos.

Amo del silencio sus ojos y su brillo,

su intensidad y su largo filo.
 


Me preguntas y respondo,

siempre sinceros,

vuelan mis versos buscando de tu cuerpo su deseo,

de tu amargura el suspiro, de tu pena el desasosiego,

entre tus venas mi propio aliento.

Sobre el barro de la calma,

me sostengo entre sueños

que llora la profundidad del universo.

 

Ángeles e infiernos adormecen en el interior de mi laberinto,

adoquines soñolientos nacen ya muertos,

junto la imagen difuminada que se hace recuerdo.

En lo alto, más allá de la luna y sus estrellas

se me brinda el apoyo que me destina, que me inyecta,

que me hace nacer entre alegrías y tormentas.

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