miércoles, 13 de julio de 2016

Lobos y borregos.




A lomos de una pesadilla
cabalgo sobre infernales hogueras,
los asfaltos se pulen bajo las suelas,
la ira decora palabras
acentuadas de rabia,
consejeras revolucionarias,
de lo que se omite por sensata esperanza.


Corruptela de cuentas,
Suiza,
paraíso europeo de jubilaciones con sosiego.
Nunca es bastante,
nunca hay de sobra,
avaricia para cien vidas que hubieran.
Propia se hace
de rutina sangre, de mentira razones,
de vergüenzas sus cojones.


Y me pides paciencia,
fe, creer, confiar.
Y me vuelves a pedir,
esfuerzo, sacrificio, voluntad.
Pero tú, vosotros,
os alejáis de la calamidad que os empeña la realidad,
harto, asqueado, dolido,
os escupo y,
una y otra vez,
me regresa calentito.


Se predica sin ejemplo
con más poder y soberbia
que la del propio Cristo,
apretáis y ahogáis,
nos avocáis al vacío.
Carne y hueso,
son el porcentaje del latido.
Nada, mientras ciertos bolsillos
se alejan del sufrimiento con miedo,
que muchos sentimos,
muy,
muy adentro.


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