No estoy refugiado en mi
silencio,
es que tan solo, hoy,
prefiero pasar por imbécil
y hasta tonto, incluso, por
loco,
a hacer aspavientos mostrando asombro.
Es por ello que,
aun cuando noto bien clavadas
mil púas en mi carne, paso,
y si es preciso, me hago el
muerto
pintando sangre en las venas
del cuello
y vómitos, por toda la camisa.
Hace mucho que me harté de
todo
y casi todos, hace tanto,
que los cuentos de moda
seguían siendo el de
caperucita
y los tres cerditos.
Antes, eran unos pocos los
alientos
que me tiraban de culo, ahora
mismo,
son muy pocos los que me
tienen en pie.
Y, como no tengo claro si el
mío
puede estar entre los
contaminados,
callado y casi que,
respirando por el culo,
así, es como me siento más
persona que bulto.
No, no me refugio en mi
silencio,
tan solo, pretendo no hacer a
nadie perder su tiempo.
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