martes, 2 de octubre de 2018

Cuando



Cuando la libertad
deja sabor a decisión,
respeto, dignidad y nunca a rencor,
se abre todo camino,
toda dirección.
Cuando la vida mete el miedo
estrictamente preciso,
tiembla el cuerpo desnudo de emoción.
Cuando te encuentro,
soy inmortal,
un dios del Olimpo,
el eco que regresa perfumado
sobre el lomo elegante y pálido,
de embravecidos pianos.

Cuando doy contigo
soy tiempo y soy camino,
cuando dejo de andar y miro atrás,
eres tú el sentido,
el único motivo
cuando ya,
los sueños arrancan de mí su suspiro.
Nunca fuiste en mí confuso miedo, 
ni por los gritos ciegos
ni por las revoluciones a dedo.
Cuando despierto, creo sentirme vivo
hasta que la realidad me aplasta
como al simple grillo,
sin la oportunidad de recitar
a la noche los sueños y los amoríos.

Cuando amanece,
mis dedos te buscan como serpientes,
insisten y, solo tras desiertas horas,
se rinden.
Cuando solo un álbum
de recueros me presta tu mirada,
tu sonrisa, tu aliento. Allí, es cuando
me diluyo en los vacíos  
donde el infinito se hace negro
y mis brazos, encogidos,
se pierden el respeto,
muriendo
…muriendo desde tan adentro,
que nunca supe donde terminó la vida
y donde, el sueño.


Ilustración. Francis Morell 

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