viernes, 19 de octubre de 2018

La desvergüenza viste, o vestía, bien.







Mucho predicar con el ejemplo.
Ejemplo,
que obligáis dé el pueblo,
ese del que vosotros escapáis multiplicando sueldos,
sin esfuerzo, sin callo, sin miedo.


Escoria.
Si, escoria,
el que no es un corrupto,
no alza tampoco su voz contra lo injusto,
callándose como la puta vergonzosa
mientras no falta sustento
en bolsillo y en boca.


De la nobleza,
de la izquierda y derecha,
del centro, el cielo,
la tierra y el cálido infierno.
Se me llena la boca de ira
viendo tanta desvergüenza,
tanta mentira,
tanta mal repartida miseria.


No tendré otra cosa,
pero cojones
para llamar a las cosas por su nombre,
hoy, me sobran.
Para ser como vosotros,
mal paridos hipócritas,
mejor me quedo con mi mal hablada,
pero sincera lengua.



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