sábado, 6 de febrero de 2016

Su sombra.






Hacia los colores de otoño
me quisiera inclinar,
para que mis lágrimas,
hoy, tedio funeral,
de su aliento
se pudieran impregnar.
Más que seria de la pena
sin el recuerdo que nos hace postal,
de todas aquellas mañanas
sin orillas, sin abrazo, sin mar.




Ahora que estoy solo
caigo en la cuenta,
…no sé si alguna vez
he vivido de esos mil instantes,
que como aire,
fui de usted el más extraño pasaje.
Allá donde hoy navegue,
donde la brisa la envuelva,
mi espíritu en sangre convenga,
que yo le juro señora,
que algún día…algún día,
volveré a ser su sombra.














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