Los críos de mi quinta para abajo éramos mucho más duros que los de la actualidad... a nosotros no nos llevaban las mamás una botella de agua para todos los lados, y eso, que nos metíamos entre pecho y espalda cada flauta de pan pan, que hoy acojonaria hasta los que van al insti. ¡Ojo! Y sin arcadas ni atragantarnos. Si, éramos duros de la leche.
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