No sé si llamarme afortunado ¡soy raro!
Aun con ello, me reconozco en el espejo y en cuento
hablo,
y eso, es algo de lo que si presumo pese no ser ningún
lujo.
Pero es que uno y los lujos, son como el tiempo y la
esperanza,
al final gana el que calla y de muchos largos rebasa.
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