La caprichosa distancia,
se atrasa o adelanta, alejando en
tiempos
personas, situaciones, momentos,
…e de ahí, que pese pisar el mismo suelo,
hoy, solo tus versos son testigo de mi aliento.
No hay poeta sin alma,
como no hay alma sin poeta.
Del hambre a la abundancia,
de la fe, a solo la esperanza.
Tus letras… ilusiones, mañanas,
montañas.
A pie de tu tumba, me dejo impregnar.
A pie de tu tumba, me permito soñar.
A pie de tu poesía, aprendo a leer,
y ahí, aun en pie,
… se que por fin, decidiré.
Coartada la voz
por el hambre y el pesar,
fuiste poeta, poeta de verdad.
¡Vecino de mi tierra! no caerás en el
olvido,
mientras a mí, me dure el destino.
Pues no hay mayor pena,
que derramar tus versos en el olvido,
en el olvido de la ignorancia
donde se pierden los suspiros.
No, no hay mayor pena, que esconderte
poeta.
A D. Ramón Alarcón Crespo, poeta de mi
pueblo, el más grande posiblemente, para mucho, mucho tiempo
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