lunes, 23 de octubre de 2017

A través.





A  través de tus ojos soñé ver la vida,
esa, que hubiera pagado en padecer,
con cuantos tesoros de hombre habido y por haber
al mundo comprar hubiera podido,
los sueños de tu ser, esos, que son en mí suspiro
y en ti, olvidado ayer.

No hay peor mal, que el amor no correspondido
que al sueño encierra entre gruesos cristales y ásperas cadenas.

Y allí, tras de tus pupilas azules, hoy oscuras, ¡negras!
A la vida, aquella tan poco agradecida
como poca es la sangre que a ambos  late y a tantos siembra,
recé tanto y tan bajo, que siento la boca como el estomagó,
lleno de miseria y toda esa pena
que en torrentes de lava con sabor a agua,
se dejan perder como se pierden las almas.

Ya no hay ojos en tu cara, ni recuerdo en mi ser,
ya sólo quedan olores de lo que fue mujer y en mis sueños, un querer.

He perdido por no saber gritar a tiempo
y por haber preferido un trabajo hecho aunque soñado,
a dar la cara como un hombre que sin saberlo, era afortunado.
Pues afortunado es aquel que vive y en vida encuentra a ese otro ser,
con el que cada día se nace, y se nace de pie.




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