lunes, 6 de noviembre de 2017

Hilando decepciones.





Me duele
la desbordada ignorancia,
el déspota atrevimiento.
Me dañan no pocas palabras
arrastradas en su concreto tiempo.

Me duele,
duele muy dentro,
el homicida descaro
con que se apuñala
a los desahuciados.

Sin  coherencia merecida
tragamos lo que una
Europa lejana y egoísta
dicta caprichosa.
Mientras que en casa
nos venden el alma
disecada y podrida
con el polvo de la avaricia
y la mentira.

Un trabajo para vivir,
para pagar y tratar de estar en paz.
Un techo que permita calentar,
unos minutos donde reír,
donde soñar y cantar.

¡Tan difícil es!
¡Tan irracional!

Cuan calentitos van aquellos
que en sus peldaños de oro viejo,
ni ven los ojos a la pena, ni son capaces de notar el alma
mientras su pueblo sin trabajo ve perder el hogar
que antes fuera del padre y la madre que ya no están,
y por lo menos, se evitan llorar.



2º Premio de poesía categoría 3 (adultos) en el XX concurso fiesta internacional del trabajador.






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