martes, 31 de enero de 2017

Jamas es tarde, si la dicha es buena... o eso por lo menos, se dice.



Hace poco menos de un mes, el amigo Pedro Fluxa, amistad que arrastro desde aquella lejana EGB, me avisa que una tal Esperanza, que venía al cole con nosotros, esta buscando a los de la promoción de 1982, osea, la del naranjito los cojones. Aquello me hizo mogollón de ilusión, para que vamos a mentir, y llame a Jero, Jero es otro de esos amigos de aquella etapa, y el muy cabrón. Me refiero a Jero, ni se acordaba que nos conocíamos del cole... claro que hablo de hace 35 años, y no todas las cabezas están tan lúcidas como la mía (Ejemplo, la del pobre Jero), el caso es que hay un grupo de whatsapp y tras el respectivo interrogatorio telefónico por parte de Espe (Esperanza) que es la que ha movido todo el cotarro, se me añade a ese grupo. Nos saludamos los unos a los otros y la verdad... conocer, lo que se dice conocer, a cuatro. Para mi sorpresa, muchos me dicen que no he cambiado. Y yo me digo, -¡Coño! aún queda gente piadosa y amable- Poco a poco, haciendo memoria, a muchos por el apellido, el nombre u el mote, más que por la jeta, se les va conociendo.

Lo que son las cosas, a muchos, al verlos, por fin me dije aquello de, -Ahora, ahora si, ahora se de que me sonabas- porque muchos nos hemos cruzado mil veces por la calle, y eso que te quedas mirando, así, como de reojillo, a la vez que te dices para adentro. -A este (u esta) la conozco, ¿pero de qué?- y cómo uno ya anda harto de hablar con gente como si los conociera de toda la vida sin saber de qué leches... pues escurres el bulto y te vas tratando de recordar. Y mira que jode, pero te vas con el coco enchufado a ver si, a ver si, pero no, no caes. 

El caso es que se organiza una cena, pido autorización escrita a la mujer, lo de hacerlo por escrito es porque no me fio un pelo, y me apunto. Tras de la cena, que dejará más huella por el reencuentro que por el condumio... no se si se ha notado o no, pero salí desmallado. Con decir que trajeron un plato tipo a esas palanganas donde se lavaban los pirreles los yayos, y allá abajo, en medio más que menos, había un noseque con dos tápenas... a partir entre cada cuatro. Espe, que estaba a mi lado, me miró, yo hice lo propio. Luego ambos nos asomamos a la profundidad de aquella palangana tipo plato, y ella me preguntó si aquello era para cada uno, o como el resto de platos de aperitivo, era para cuatro. No respondí, tenía la sangre helada, reímos y nos servimos más vino para ver si con los taninos engañamos a la tripa. Menos mal que Jero,  un manitas de mucho cuidado, por algo es artesano. Se levantó hasta la barra y trajo aceitito bueno, y con este, nos aferramos a las cestilla de pan como lobos al borrego degollado, y nos inflamos a pan con aceite y sal. La verdad, no se que habria sido de aquello sin el gran Jero.

Sea como fuere, me lo pasé de miedo, hacia tiempo que no lo pasaba tan bien fuera de mi núcleo familiar, y quiero dar las gracias a todos ellos, mis compañeros de curso, en el que sin duda es el colegio con mejores recuerdos. Y en especial, a Esperanza por su búsqueda incansable y altruista que ha logrado unir algo desecho. Y que sólo espero que a la proxima, porque haberla, la habrá, podamos ser más. Desde aquí mi recuerdo. ¡Bueno!, creo que puedo hablar por todos, para esos que lamentablemente, ya no están con nosotros. 



A Juarez (Es el que va tapado hasta el cuello para disimular) se le manchó la camisa de vino tinto... tres días después la mujer sigue de morros con él a tal punto, que no le deja catar el fiambre.


Abajo mismito pueden ver a Jero, satisfecho tras lograr repescar el aceitico pal pan que digamos, nos alivió el rato jejeje. 


Y junto a Jero muchos dirían ¡Coño! Mr, Magoo. Pues no, no es Magoo, es el gran Miguel Anton, o gran Miguelon. 



Y ya, con las cervezas justas y el vino adecuado... el mogollón se fue viniendo arriba, y las fotos se dispararon. 



Y así, unos más perjudicados que otros, pero todos contentos hasta que se levantaron al dia siguiente hechos una mierda... maldita edad esta. Empezamos con la cuenta atrás para que en el 2018 podamos repetir fiesta, y aser posible, sin que Jero tenga que chorizar aceitico para manchar el pan. 


Burbujas de mi ayer.



En la lejanía 
del tiempo
donde el cariño
pierde su roce.
Las niñas 
ya mujeres
y los mocosos 
hombre.
Se miran
con nostalgia
pese casi
no conocerse.

Bajo una ensoñación
que nos impide
pestañear, 
nace el suave alivio 
que del frío pico 
de las entrañas
a la mar amarga 
del alma,
nos pinta la sonrisa
que se esculpe de
callada esperanza.


Dedicado a mis compañeros de curso en el C.P Ruiz de Alda, hoy, Candalix. 

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