martes, 4 de noviembre de 2014

Sin saber... si tal vez.




Llueve ¡Por fin! Por fin vuelve a llover,
y lo hace precisamente hoy,
como si me quisiera despedir.
Contra mi rostro,
agua y vientos de noviembre
acarician lo que me hiere.
Oculto entre mis entrañas de sangre y paja,
tal vez, aquello a lo que llaman alma.


Balanceado,
en lo que parece ser una mezcla
de orgullo y duda,
tomo la calle, sus avenidas.
Las camino como cualquier otro día.
Paso a paso, con la cabeza erguida,
sea lo que fuere, luchare mientras pueda,
sin miedo, sin rencores… por tiempo.


Y llueve, lo sigue haciendo.
Se precipita como lo hace la vida,
con cariño y sin remordimiento,
me cubre la incertidumbre y me arrebata la ignorancia,
y en mis ojos no hay pena.
Solo la lluvia, solo a ella,
le permito pintarme lágrimas.


Mientras camino,
corta la distancia, escaso el destino.
Tras mío, suspiro.
Suspiro por oírlo, porque me arranque la duda
y este amargo sentir de culpa.
Bajo la lluvia, mis pasos y zozobra,
gritan al silencio que encarcela mi corta memoria.




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