jueves, 7 de marzo de 2019

Confirmado.




Queda confirmado, las empresas de seguridad física, en especial para el puesto de vigilante, siguen, tristemente, decantándose por aquellos candidatos que, no a la hora de la contratación, pero si, a la de la renovación. Están más dispuestos a vender su alma al diablo. ¡Vamos! que siguen teniendo más futuro los sumisos de lengua diestra y ligera, los complacientes con cuanto la empresa les pide, aunque ello, conlleve meterse la dignidad de cada cual por el culo. Imagino, que como el esfínter dilata pero, también recupera su forma con cierta facilidad y ligereza, muchos se confían... y claro, luego, ocurre lo que ocurre. 

Llevo en esto de la seguridad una vida ya, y en esto de la seguridad he dado con muy, muy buenas personas. Unos más profesionales que otros en según qué servicios, porque diga lo que diga la mayoría. No todo el mundo vale para todo, y los que son buenos en un supermercado, a lo mejor no lo son tanto en un polígono o aeropuerto. Sea como fuere, muy buenas personas. Pero, tristemente, todas esas buenas personas no son más que un 4% de todos los que, desde que llevo en esto, he tenido como compañeros. Y lo siento, puede sonar duro, pero es que no me apetece ser cumplido, o lo que viene a ser lo mismo, he decidido ser honesto. 

Colgué el uniforme casi catorce años, cuando por circunstancias he vuelto a colocármelo, y mentiría sino dijera que tenia la esperanza de que el sector hubiera mejorado, y con mejorar, me refiero a simple y llanamente, que el sector se hubiera dignificado un poco. Pero no, me he encontrado con lo mismo de lo mismo que dejé hace tanto. Somos, tal vez, el único sector donde pintamos, nos guste o no, una mierda. Un sector de los pocos en los que si te mojas, te puedes llevar hostias a mansalva sin que nadie te agradezca nada, y pese a ello, nos apuñalamos entre nosotros por. A modo de ejemplo, quedarnos con un servicio que nos queda a ca tomar por culo, en el que no pagan a convenio y el contrato, es de pocas horas pese hacer muchas más de las que por ley, se debieran realizar. Y ojo, todo el rato tieso, sin tiempo para descanso, porque tu compañero no lo hace y no quieres que te señalen. Y puede, que ni aseo cercano para un apretón se tenga. 

Insisto, en este sector hay muy buenas personas, y también, buenos profesionales. Pero como a las empresas eso les importa una mierda bien gorda, y da igual lo grande que estas sean. Estos, vamos, las buenas personas y los buenos profesionales, son una minoría abocada a la extinción. La seguridad física, e insisto, me jode tener que reconocerlo. Es un mundo hecho a la medida del trepa, del pelota, y de ese mierdecilla siempre sonriente que se permite presumir delante del resto de compañeros, y casi seguro que, cerca del cliente o un superior. Que él (nos na el machote), no se toma ni 10" para relajar las piernas. Como si así, fuera a heredar parte de la empresa, o a lo mejor, lo condecoren con algo que no sea la medalla al tonto del mes. 

En fin, no es rabia, tampoco es impotencia, lo que siento, es pena, y más que por mí, por todos aquellos que tienen claro que profesionalmente, caminamos como los cangrejos. A veces de culo, a veces de lado, nunca, hacia adelante. 

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