sábado, 18 de agosto de 2018

Maldita realidad.







Solo la muerte hace justicia al olvido
que susurra a las orejas y estriñe las tripas.

Dicen, que solo olvida de verdad
el cobarde estúpido que,
con o sin Dios al que culpar,
aprieta tan fuerte los ojos
como lo hace con las muelas
sin  que le revienten las venas
ni lo haga el ojete hacia fuera.

Pero no es cierto, todos,
hasta los valientes y justos,
olvidan hasta donde es posible olvidar
sin que la muerte les pase a cuchillo
y la libertad, ¡por fin!
Sea esa maldita realidad que a muchos,
puede que a casi todos, nos haga volar
sabiendo ya, qué si, y qué no, es paz.


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