viernes, 7 de julio de 2017

Vestida de alturas.





Se atascan las palabras
en la estrecha punta de un bolígrafo.
Empujan y empujan,
confundiendo con su rabia
una realidad difunta.
El dolor se hace ira… y sangra,
desde los ojos se abalanza
cruzando desiertos de piel y escama,
hasta dar con aquel abismo desnudo de ingrata distancia.



…maldecida por la viuda ira,
gritó su rostro de momentos y añejo gozo mientras caía.



En el escalofrío de la oportunidad.
Sobre el vértice de su pendiente,
brinco a ese negro espacio que se le abría debajo.
Con las manos extendidas, cerrados los ojos,
un seco grito busco aquella segura muerte,
… esa, que siempre se espera quede.
Arrasando su cuerpo de pasados sin presente,
como otra más de esas historias vulgares y corrientes,
otra, donde muere la inocente.



-La violencia de género es una de las más despreciables y deleznables lacras de nuestro tiempo, y también, terrible ejemplo de la más vulgar cobardía-






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