Capacidad sin
esfuerzo o mentira
para que la risa
jamás destiña.
Amarga raíz que
retorcida creces
vertebrada de miedo e
impotencia,
repudiando lo que se
es,
lo que se pretende
ser,
lo que un día se
será,
desde la escasa
libertad que permite su nacer
tras prohibirse
crecer.
Retorcido sentir el
que ata, oprime,
mal invierte y,
chasquea dientes.
No amanece en la
corriente del portador que te retiene,
el que siempre se
arrepiente.
Portador de raíces
que duelen,
que gustan en recordar
sacándoles sabor desde
el más hondo paladar.
Raíces que jamás florecen,
mas que allá de lo que
permite la propia muerte.
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