sábado, 24 de noviembre de 2018

Ángel y princesa.




No tenía los once años
cuando con sus ojos rasgados,
su apenas casi naricilla
y aquella sonrisa tan inmensa,
se abrió paso  tirando
abajo la puerta.
No admiro a nadie 
como puedo hacerlo con ella,
porque no hay nadie
tan valiente y sincera,
tan amable e intensa,
tan real y tan honesta.

Me moriré un día de estos,
fijo, que uno cualquiera,
sin habérmela terminado
pese a mis cincuenta
y sus magníficos cuarenta.
Miedo, solo a lo que se desconoce,
en casa ya, a nada,
teniendo para mil vidas
la mejor de las maestras
y el hada perfecta.

Con el Down de tercer apellido
y la verdad de la paz en al alma,
el mundo no es uno pese
a simular ser siempre el mismo,
y cerrando los ojos mientras
ella nos besa y abraza,
no son estas carnes las de aquellos otros
sin igual ángel en cuerpo de princesa.
…Y conste, 
que no lo digo por dar envidia,
si no, porque así, 
son las cosas.



A mi hermana Sonia.

jueves, 22 de noviembre de 2018

El más extraño pasaje.







Hacia los colores
de otoño
me quisiera inclinar,
para que
mis lágrimas,
hoy,
tedio funeral.
De su aliento
se pudieran
impregnar.

Mas qué seria
de la pena
sin el recuerdo
que nos hace postal,
de todas aquellas
mañanas
sin orillas,
sin abrazo,
sin mar.

Ahora que estoy solo
caigo en la cuenta,
…no sé, si alguna vez
he vivido
de esos mil instantes,
que como aire.
Fui de usted,
el más extraño
pasaje.

Allá donde
hoy navegue,
donde la brisa
la envuelva,
mi espíritu
en sangre converja.
Que yo le juro señora,
que algún día
…algún día,
volveré a ser
su sombra.






lunes, 19 de noviembre de 2018

Bendita libertad esta de la edad.






Con esta edad que mis manos
con todo su brazo, no han de abarcar,
en otros tiempos un anciano, hoy,
un número al que ordeñar.
Me sigo preguntando como ya lo hiciera
en antaño, por qué y por cuanto,
la vida me empujo a terceras manos.

Puede que naciera un ruin de esos muchos más,
repleto de ira y empapado por el odio, un ser despreciable
al que señalar, ¡eso sí! mejor desde lejos,
la falta de cojones que ofrece la proximidad, invita a ello. 
A fin de cuentas, ¿quién quiere una hostia pudiéndola evitar?

Mirando en todas direcciones,
veo hoy, que no soy aquel ruin que se pensaba,
si no, el que me hicieron creer,
porque la culpa, mejor que la carguen otros,
de ser posible, ignorantes conformistas
cuyas letras no digan y voz jamás se alce.

Pese mi esfuerzo e visible maldad, durante media vida,
tuve más cerca indeseables de raza,  que gente a la que admirar.

Sentado en la mecedora del porche
donde el tiempo me hizo niño y me hizo hombre,
atiendo con atención, por reír y por llorar,
a esas arrugas que son la más divina presencia
cuando se quiere uno de ellas amamantar.

Y por fin, las ganas me invitan a gritar,
como debería ser capaz de hacerlo toda persona,
cuando sus piernas aún vuelan
y su sangre hierve, lucha y cree real.

Bendita libertad esta de la edad,
que lejos de encarcelar alienta y en lugar de desnudar abriga,
a quien vistió de mentira y vulgar, en aquellos tiempos
tan ciegos como sordos, y tan de ayer como de todos.




domingo, 18 de noviembre de 2018

El señoritingo.




Como el niño que crece sin verse
o la imbecilidad que sólo a otros duele,
aquel anciano olivo en sus entrañas grita
y en ellas, llora y se retuerce,
lleno por la oscuridad y la pesadumbre
que de sol a sol y de noche en noche,
padecen quienes quererle dicen,
y en aquellos, sus campos secos,
dejaron sudor y lamento.

Ajados sus cuerpos, caminan los jornaleros
no lejos del dedo y ojo que pagan su sustento,
y aquellas sobras, que cuan remolinos de joven viento,
resguardan sus espaldas y resguardan el talento.

Heredero llaman, a ese que pese lo temprano de su edad,
es más cabrón que cabrito. Un lechuguino engreído
que grita porque se siente rico,
y ríe con prepotencia y ríe con desprecio,
porque se lo permitió quien tuvo idéntico conocimiento.

Infatigables por la necesidad
corren de olivo en olivo, los huesos
de aquellos jornaleros con su anciana humildad.
Haciendo el caso justo al tontico
que sin sudar, alzan la voz tratando de aparentar
eso que pocas veces se suele lograr.
Mas no hay hombre que la mejor ropa convierta en capitán,
sin saber qué vale la palabra, el hambre, la sangre o la verdad.

Extenuados por el calor, los gritos y aquel fuerte ritmo.
Paran, sacan su almuerzo y la bota con el tinto,
y comienzan las bromas y comienzan las risas.
Mientras el señorito se queda a dos velas con la avaricia
y rabia en las venas, y la mala baba por montera.
A la espera, vuelvan todos y cada uno de aquellos a su tarea,
para poder seguir ordenando con su voz y su dedo,
y así, creerse por encima y creerse algo.



Aquellas historias que suenan y saben a viejo, regresan a la carne con tanto o más desprecio que lo hicieran cuando los tiempos eran otros bastante más complejos. Y regresan, porque el hombre vuelve a callar por esa tonta comodidad que nos lleva a mal entender el respeto y la libertad.

sábado, 10 de noviembre de 2018

Retales, exposición de tintas.



Ayer día 9 de noviembre se inauguro la ultima exposición de Francis Morell, y este, es el resumen del evento.

¿Donde?





Al Refugio del poeta algunos lo llaman cafetería, pero eso, pese a que Salvi, una canaria resala que es al alma del refugio, haga como hace unas tostadas con tomate de cine, sirva unos cafés buenísimos, la cerveza la tenga siempre bien fría, el tinto en su punto y los gin tonic, cargaditos. Seria quedarse muy, muy cortos. El Refugio del poeta, sito en la calle poeta Miguel Hernández (Mire usted la casualidad), Nº 73 de Elche (Alicante), es ese sitio donde raro es el fin de semana que en vivo y riguroso directo, no hay  un buen concierto, o un oportuno recital, puede que, tal vez, algunos monologuistas haciendo a la peña pasar un ratito de lo más ameno. O sea, que no, el Refugio del poeta es mucho, pero mucho, mucho más, que una simple cafetería. Para mí, es un local de referencia, tanto, que hasta lo adoptaría como oficina de trabajo

¿El autor?



Nada más y nada menos, que D. Francis Morell, una de esas almas autodidactas con mucho más de media vida dedicada a sacar de su cabeza todo aquello que por ella, y sin pedir permiso la mayoría de las veces, le pasa. Dibujante, fotógrafo, ilustrador.... para mi humilde parecer, un artista de la cabeza a los pies, y ojo, que incluyo de la coronilla a las uñas. 

¿Presentador del evento?





Yo, y ojo, a petición del autor, lo que demuestra que, aparte de lo expuesto, también es un tipo valiente de huevos. 

Acto seguido, os transcribo lo que fue la presentación, más o menos.

-Hola, (empece yo), buenas tardes, para los que no me conocéis, y conste, que tampoco os perdéis nada importante. Mi nombre es Antonio aunque la mayoría me llama Buitrago y cosas mucho peores. Y estoy aquí porque el artista, D. Francis Morell, Paco para amigos y familia y, genio casi que para el resto del universo. Me ha pedido si lo presentaba, y bueno, era eso o quedarme en casa limpiando la encimera... y no os hacéis una idea de como estaba la encimera. Dicho lo cual, y esto es algo consensuado con el artista, os queríamos agradecer a todos la presencia (esto gusto mucho al publico), y a Salvi (miremos todos hacia la barra), el que nos haya abierto las puertas de su refugio... creo que presentar a Paco va a ser muy fácil, porque si no todos, casi, creo que ya le conocéis, y quien conoce a Paco, conoce su obra. 


Imagino que cada uno destacaría una cosa de él y de su obra, yo por ejemplo, destacaría su enorme imaginación, sus texturas, detalles y también, el olor de algunos de sus obras. Pero si solo pudiera destacar una, esta seria que me parece el tío menos comercial del mundo, ¿qué quiero decir con esto? que no se deja influenciar por modas, tendencias, manías o el qué dirán. ¡Vamos! que Paco en cada momento hace lo que le apetece, le gusta o divierte. Como diría un amigo, lo que le sale de la real gana. Y yo, a eso lo llamo personalidad, y para mí, la personalidad es lo único que nos hace distintos y por defecto, nos diferencia. 


En casa tenemos una pequeña y humilde colección de pinturas, fotografías, dibujos... y, gracias a un cuñado con taladradora, la mayoría están colgados, pero los que no, que también los hay, los guardamos. Como dirían mi abuela, como oro en paño. Aquí tenéis hoy un total de trece obras, que si tenéis un cuñado con taladradora podríais tener colgadas en casa, van con todo tipo de decoraciones, doy fe. O, si no hay cuñado manitas...ya sabéis, como oro en paño y al cajón preferido. Imagino, porque disimulo súper bien, que no os habéis dado cuenta de que soy un fan del trabajo de Paco, pero si, lo soy, por eso mismo sé también que, si hablo mucho de él, seguro que terminare siendo muy así como rosa, azucarado... vamos, entre ñoño y repelente. Así pues, casi que mejor me aparto y os dejo con lo que en verdad importa (aquí el publico, todos gente mega maja, ya estaba entregado), el artista, D. Francis Morell, Paco para amigos y familia y, genio para el resto del universo. 

Entonces Paco, el gran Morell, se levantó de su silla dejando su  copa de vino en la mesa, y dio un paso hacia adelante para con la frente el alto y su barbilla de superhéroe la mar de bien afeitada, dirigirse a la gente en uno de esos breves, sinceros e intensos discursos que hicieron a todos los presentes levantarse de sus sillas a la voz de bravo, bravo, y bravo. 



-Yo soy de poco hablar (nada más soltar esto me miro a mí ¡ya ves tú!), decir tan solo, que lo que tenemos expuesto aquí son trabajos sueltos de varias colecciones... no sabría decir porque he vendido uno si, y otros no. La gente es así (cogió su copa de vino, se dio un traguito), sois los mejores, a todos, muchas gracias. (Aquí empezaron los aplausos y los bravos). Y de allí algunos como yo, salimos para casa, y otros como él. Imagino que de parranda a celebrar otro éxito más en su carrera profesional. 








Estas son algunas de las obras expuestas. Y os lo digo de verdad, pues es lo que pienso y siento. Es un artista original, sin copia, autentico y muy, muy humano. Pasar por el refugio del poeta, conocer a Salvi, haceros una tostada y por supuesto, disfrutar de la obra del gran Morell mientras tengáis la oportunidad de hacerlo de manera gratuita. 

Gracias 

miércoles, 7 de noviembre de 2018

En mi refugio.






No estoy refugiado en mi silencio,
es que tan solo, hoy,
prefiero pasar por imbécil
y hasta tonto, incluso, por loco,
a  hacer aspavientos mostrando asombro.

Es por ello que,
aun cuando noto bien clavadas
mil púas en mi carne, paso,
y si es preciso, me hago el muerto
pintando sangre en las venas del cuello
y vómitos, por toda la camisa.

Hace mucho que me harté de todo
y casi todos, hace tanto,
que los cuentos de moda
seguían siendo el de caperucita
y los tres cerditos.

Antes, eran unos pocos los alientos
que me tiraban de culo, ahora mismo,
son muy pocos los que me tienen en pie.
Y, como no tengo claro si el mío
puede estar entre los contaminados,
callado y casi que, respirando por el culo,
así, es como me siento más persona que bulto.

No, no me refugio en mi silencio,
tan solo, pretendo no hacer a nadie perder su tiempo.



















lunes, 5 de noviembre de 2018

Ultima mañana.




Recostada en su lado de cama,
como tantas veces ya hiciera,
esperaba a la muerte mi yaya
aquella otra mañana.

En sus labios había paz y en sus ojos,
ganas de descansar,
cuando al entrar en su cuarto
con el vasito de leche en mano,
me miró sin ver en mí un extraño.

Parecía resplandecer en aquella,
su última mañana,
en la que el sol no llegó a nacer
y los recuerdos, con todo su ayer,
pidieron volver a ser y sentirse mujer.

Recostada en su lado de cama,
como tantas veces hiciera la yaya,
rió sola y a carcajadas.
No tenía miedo, y si, mucha gana,
de terminar con todo aquella pobre anciana.

Llegarían más tarde las carreras,
los lamentos y la pena,
pero yo la sigo viendo
con aquel brillo y aquel buen reflejo,
con que sus ojos me miraron
antes de sonreírme lento.

Se tomó la leche y dos galletas,
no quiso la yaya marcharse
con el estomago vacío y la lastima
clavada en su carita de bellas
y sabias arrugas.

Recostada estaba y recostada quedó,
entre las pocas y limpias sabanas
que la hija siempre le brindó,
porque madre solo hay una
y es así, hasta que se la lleva el Señor.

domingo, 4 de noviembre de 2018

Caminos de la mente.





   







Como la puta mal maquillada se abre pasó la mañana que 
bostezando sabor a infarto, se va peinando al amparo de abstractos rincones. A  empujones, ruedan ojeras entre sus luces pasajeras, decoramos con fragor de batalla ensordecen las almas que vagan calladas.


Con fiereza,
golpean mis fosas nasales,
me obliga a cerrar los ojos,
me gritan para que calle.


Color único, aburrido, sin tono de inicio. Me cobijo al abrigo de aquel viejo vapor que fue suspiro. Ralentizó el pasó fijándome según ando sobre mí mismo, para regresar dibujando un destino en el olvido de asfaltos y profundos abismos.