Encerradas al fondo de ese armario en el que nadie
busca,
las noches se retuercen en la espesura de su silencio,
las veo por el ojo de la cerradura donde nunca hubo
llave.
Callado, las observo, no quiero despertarlas,
adoro sentirlas en su libertad controlada.
Son como gitanas guapas y bravas cuando suena la
guitarra,
idénticas, a la tierra cuando se empapa.
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