martes, 31 de julio de 2018

Noche.






Tiembla la sobriedad
de mis dedos
sobre la noche que me abriga.
Amparado por su cuarta luna,
solo, una pequeña vela
me ilumina,
compañera infatigable
en las horas de mi rutina.
Se retuercen y crujen
sonidos que dicen no ser nadie.
Presto y atento
busco por dentro,
sentado, arrinconado,
pasa el tiempo,
y sus ratos, 
en un triste bolígrafo.
Visten la calle antes vacía,
de siluetas amargadas,
siluetas sin sombra y sin sonrisa
que recorren esquina
por esquina en busca de algo
que solo, se suspira.
Las ventanas,
difuntas,
esconden su mirada.
Y tras las puertas,
ahora cerradas,
reposan los secretos
que lloraran historias pasadas.
¡Suma y sigue bella noche!
Soñando con soñadores,
y soledades, y esos vientos ancianos
que aún  bañan de emoción  los silencios
sin aliento y sin manos.
Desnudando de abrazos
lo que poco a poco
olvidan los hombres
y pinta la eternidad de tus labios.



lunes, 23 de julio de 2018

Cuentos de ayer y hoy.






Laguna negra
aquella donde perdura
la pena,
donde mujeres
de mil colores
susurran sobre
su espuma
y rezan en sus orillas.

Laguna negra
a la que hoy
se conoce de oídas
y por cientos multiplica
el aplauso del tonto
y el que lágrimas mendiga.

Noches y aguas
que quieren ser mimadas,
bañan pies y ahogan
las memorias de quienes
pese a reír con fuerza,
ante calaveras hembra tiemblan.

Madre, mujer, hijas,
el cuento que por suerte,
jamás termina.


jueves, 5 de julio de 2018

Yeeeeeee que hay novedaaaaaaad.





https://www.amazon.com/gp/product/1983363162?_encoding=UTF8&action=sign-out&path=gp%2Fproduct%2F1983363162&useRedirectOnSuccess=1




Esta es la historia de un tipo más como usted o como yo, o como su señora y como yo. En fin, alguien que más que aprender a vivir con sus vecinos, aprende a contener la mala leche y esas vocecillas que en su cabeza gritan -MATA, MATA, COÑOOOOO MATA-






lunes, 2 de julio de 2018

En la mirada que pierde su infinito.









Como el niño que se pierde en la ciudad estúpida 
donde todos se señalan y todos se culpan. 
Tus ojos se han llenado de miedo y mi carne de la peor pena. 
El alma, que se lleva en lo más hondo 
y al morir se evapora con el ansia del todo y la desidia de la nada, 
la he sentido inundar mis ojos para cuan la catarata 
que sin permiso se suicida, llenar mi vida de recuerdos 
y mi ahora de mentira. 

Entre mis dedos, abiertos por el hambre de tenerte
y la paz del último consuelo, 
se derraman mil ayeres y todo lo que en mí es esfuerzo.
¡Llamarme loco!
Pero estoy seguro que al mismo tiempo,
he sentido hervir la sangre 
y helarse al aliento, y también, 
a la muerte hurgar en mi pecho. 

En aquellos ojos tan amables  y tan de padre,
por vez primera, me he sentido minúsculo, impotente y vació.
Me miraste como se mira al extraño, y yo, repleto de vacilaciones,
me encogí sobre mí mismo en ese gran suelo que todos pisan, 
a la espera de que el mundo me dijera que decir, que sentir, ¡que cojones! 
hacinamos de los dos, uno allí. 

Me niego a perderme en el recuerdo de alguien a quien tanto quiero, 
incluso maldigo, y sin ningún miedo, a ese tal Dios que nos creo imperfectos. 
Y allí sigo, ante tuyo, mirando cómo me miras. No me resigno, soy egoísta,
prefiero a un extraño en tu cuerpo, a perderte de mi lado o decir… ya  no vuelvo.

¡Es tanto lo que te quiero! 
y tantísimo a lo que me agarro y por ti sueño.
Que prefiero ser el ser más deshonesto del mundo
y tenerte conmigo, a ser la persona que todos amarían
y no tener cerca, más que el silencio de tu alma
y la tristeza de las horas donde pese a estar, me faltas.