No cabe,
ni en la cabeza de conocimiento contado
y justo,
otro
final que no pase por diñarla el día que menos te vas a pensar.
Pese
a ello, somos tan sumamente gilipollas
que
nos seguimos llevando mal,
cuando
tan solo hay una oportunidad.
A ver
quien es el listo que me dice lo contrario
viendo
el mundo como esta,
lleno
de gallitos mal paridos cuyo fin es asesinar,
por
esa fe ridícula que hace del extremo voluntad,
y al
vecino. Rival, salvaje y criminal.
¿Que
me dicen del fútbol? deporte nada más,
que
nos inyecta en la tripa aquello que es de todo menos imparcialidad,
dando
al tonto alas para sentenciar,
al
que golpea la pelota en dirección distinta
o al
que con un pito hace empezar, y hace parar.
El mundo
de cada uno terminara por igual, en un soplo de aire,
pero
eso da igual, mientras hay vida hay esperanza,
y oído,
maldad, envidia, ignorancia, y cosas a las que follar.
Así pues
¡jodamos! Jodamos al de enfrente, que morir, morirá,
pero
que lo haga antes y peor... ¿consuelo de tontos? si, pero consuelo.
Con
tanto ombligo hinchado y tanta razón sin meditar,
nos
seguiremos matando por aquello de adelantar
lo
que sin duda, nos ha de llegar.
Porque
la vida es fantástica y, la naturaleza con toda su inmensidad,
pero
el hombre es idiota y da para poco más,
que
aprender a sacarse los mocos con la mano que no le han de cortar.
Es posible
que no se me note,
pero
estoy cansado de tanta gilipollez sin depilar,
que la vergüenza
me somete según madura mi edad, y en ella,
atado
de pies y manos a bien solo mi lengua dejan andar,
hacia
aquellos inclinados acantilados donde el fin no comienza
y la
muerte viste igual, al idiota con corbata que al listo con alpargata.
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