Creo que me hago viejo. Anoche, andaba yo con
la cabeza a mis cosas mientras me cambiaba. No me di cuenta hasta plantarme
delante del espejo cuando me iba a lavar las manos para cenar... ¡Joer! No he
visto nada tan poco sexi desde que Julián Muñoz entró en la cárcel. Me había
metido la parte de arriba del pijama por el pantalón, y este, lo tenía cuatro o
cinco dedos por encima del ombligo. Ósea, a palmo y na de las axilas... ¡Che!
Que pinta. Pero coño, que iba cómodo con los huevos tan recogidiecos. Antes de
salir del aseo me puse la bata de ir por casa con la que algunos hasta bajan la
basura o sacan al chucho. Y a cenar sabiéndome protegido de las carcajadas que
de ir sin bata, a todas, todas. Se hubieran pegado en casa a mi costa.
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