Palabras planas son todas aquellas que
se amontonan en el alma
como lo hace la mismísima pena en cualquier campo
santo,
son esas que sin uña se agarran para
decir siempre lo mismo,
las que no gritan por evitar molestar en
los oídos,
las que nunca flotan y pese llamarse
buenas, jamás perdonan.
Y yo, yo no quiero llenar mis huecos de
ellas,
yo lo que quiero es que al levantar los brazos
el aire los mueva
con la misma liberad que han de moverse
aquellas otras palabras,
que a medias o eternamente completas,
salen sin ser medidas y, sin ser
medidas,
caminan en busca de la realidad, de su
esencia.
Las palabras planas son las que dicen, y
dicen,
pero aburren hasta las piedras, que
duras como el abismo de su miseria
se dejan perder como se pierde la
tierra, entre aquellos ecos
que sin quererlo perecieran en bocas y
manos mudas de ellas.
Hoy, al salir a la calle el frío me
acarició la nuca,
me he subido la solapa de la chaqueta, y ese
frío,
como si jamás existiera, ha desaparecido
como con la muerte
lo hace aquella dura pena, al sentir bajo sus alas
palabras que quisieran y nunca lo fueran.
palabras que quisieran y nunca lo fueran.
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