Era aún bastante
joven
cuando me decía.
Que aquel señor del
parque,
el que jugaba con sus
hijos en toboganes y columpios.
Aquel, algún día
seria yo.
Y yendo la vida como
debe ser,
aquel señor del
parque,
pasaría a ser un
agradable anciano de pelo cano.
Lo siguiente,
…yendo la vida como
debe de ser.
Seria convertirme yo
en el anciano de pelo
cano mientras aquel afable señor.
Muy posiblemente,
llevaría tiempo enterrado.
Hoy, soy ya aquel
señor del parque,
y rezo, grito y
maldigo, por detener el tiempo junto mío.
No, no por evitar el
siguiente pasó.
Quiero detenerlo, por
seguir disfrutando
de aquel… mi viejo.
-Escapan a mis manos
los sueños que tanto quiero, esos, que bien dentro, aprietan mi pecho como si
quisieran hacer daño. Escapan, lo hacen colina abajo, dejando mis huesos
desamparados y el alma rota en mil pedazos-
No hay comentarios:
Publicar un comentario