Cierro los ojos y apretó los puños.
Entregado a tiempos que de soledades
visten mil recuerdos de azahar y jazmín,
se llena el paladar de matices donde la palabra
no es la mera invención en un vacío compromiso.
Cierro ojos, abro el alma,
y planeo a bocanadas sobre ese abrazo silencioso
que se hace llamar palabra.
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