Mi tierra.
Sobre un solitario horizonte
pinto colores y sonidos,
salpicando de vida el destino,
de sangre las lágrimas
y, de esperanzas los suspiros.
Entre los dedos escapa la tierra
envuelta en remolinos,
arañando la carne
que antaño fue importante.
A azada creció el pueblo,
la palabra y el sacrificio.
Hoy mudos
buscan consuelo,
entre aquellos que lo vivimos.
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