No
estoy por la labor de rezar
a
ninguno de esos absurdos dioses sin escrúpulos,
ni lo
estoy por recibir ordenes
que
digan a quien tengo que asesinar,
a quien
querer o a quien odiar.
Hoy, no
estoy por la labor de mear
dentro
del viejo y sucio orinal
que
alguien señala con una amplia sonrisa
y mil
promesas, que como el corzo,
recorren
los más altos peñascos en parajes
que
sólo vemos por medio de documentales.
Hoy,
pues como que no me sale de la gana,
ni me
sale de los santísimos cojones,
hacer
lo que se me dice es coherente, humano y bueno,
aquello,
que todos esperan hagamos por el bien de nadie.
Sin
buena sombra que me cobije
y
escupiendo contra el aire, hoy,
he
decidido ser tan cruel como sin duda sincero,
dé, o
no miedo. Hoy, callare o gritare,
pero
porque yo lo quiero,
y no
por evitar ser señalado por todos esos dedos,
a los
que ni conozco, ni pedí consejo.
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