Se atascan las
palabras
en la estrecha punta
de un bolígrafo.
Empujan y empujan,
confundiendo con su
rabia
una realidad difunta.
El dolor se hace ira…
y sangra,
desde los ojos se
abalanza
cruzando desiertos de
piel y escama,
hasta dar con aquel
abismo desnudo de ingrata distancia.
…maldecida por la
viuda ira,
gritó su rostro de
momentos y añejo gozo mientras caía.
En el escalofrío de
la oportunidad.
Sobre el vértice de
su pendiente,
brinco a ese negro
espacio que se le abría debajo.
Con las manos
extendidas, cerrados los ojos,
un seco grito busco
aquella segura muerte,
… esa, que siempre se
espera quede.
Arrasando su cuerpo
de pasados sin presente,
como otra más de esas
historias vulgares y corrientes,
otra, donde muere la
inocente.
-La violencia de género es una de las más despreciables y deleznables
lacras de nuestro tiempo, y también, terrible ejemplo de la más vulgar
cobardía-
No hay comentarios:
Publicar un comentario