Adoro a esa peña que se compra un coche nuevo y se acerca a restregarlo por los morros. ¡Cabrones! Ellos lo llaman de otra forma,
pero es restregarlo. Y después de dar dos vueltas al coche para ver
su aerodinámica escuchando la cantidad de pijadas que lleva, te abre el capó para que veas ese montón de cables y aparatos que un mecanico sin
duda sabrá apreciar, ¿pero un carpintero, camarero o segurata? pos como
que le da igual. El confort de los asientos, el fresquito bueno que
escupe el climatizador, hasta el tacto suave del volante y por supuesto
ese riquísimo olor a nuevo ¿Pero el motor?... en fin, adoro a esos
cabrones.
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