Que
la política se use para crispar
en
lugar de, para aproximar y unir.
Que
lejos de crecer como persona
lo
hagamos como los vulgares matojos
que
solo sirven para dar de comer
a analfacabras y analfaburros.
Observar
bandos donde hay una misma necesidad,
ser
consciente de nuestro final,
y
ver como la gente discute y anda dispuesta a apalear,
por
lo que predican los que viven a toda tripa
y a
nosotros echan su mierda,
su
mala baba, su frustración e inseguridad.
Que
teniendo todos un cerebro
respetemos
a los afines
y
odiemos sin conocer, al resto.
Me
apena el poco uso de la razón
que
crea culpables en lo distinto
y
sentenciaría a muerte sin juicio.
Tristeza
cruda es lo que me dan
esas
figuras que a gritos contra el resto,
se
creen dueños de toda razón
y
reyes del único honor.
Que
las calles se llenen de sin sesos
que
sin estar sentenciados
y
teniendo el estomago lleno,
caminan
sedientos de sangre
porque
otros desde su almena
lo
mandan y ordenan, sin que
se
les astille las uñas o sea
aquella
que se derrama, la suya.
En
ocasiones confundo el asco con la pena.
Me
ocurre porque no soy la flauta
a la
que los dedos de otros da forma.
¡Señores!
donde termina una libertad empieza otra,
es
por eso que yo, jamás moriré por la política qué de comer,
da a
los mismos cuatro que no se mojan y viven
mejor
que Dios en la gran mansión,
que para
el resto, hoy tan solo es miedo
y para
siempre, será rencor.
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