Encerrado
en esta bacanal de tiempo prestado a la que llamamos vida, oportunidad para
fragancias que se limitan. Rendido, sin lograr aprender nada aun cuando no
falto interés, ni siento al poder, ni siento al sin ser.
Cuando
solo son mis letras
libres
de razones e ignorancias,
reconforto
mi pobre e indecisa alma
buscando
donde no queda nada,
la
calidez del amor en esa larga espera
que
tanto miente y tanto exagera.
La
vida… impresionante para unos, desgarradora para todos, amarga en mano de la
mayoría. Es un espacio corto donde
plasmar los brincos y las caídas, donde sincerar los besos. Donde la mentira que
se pinta, desgraciadamente, se hace razón y verdad.
Inviernos,
primaveras,
veranos
y otoños,
uno
tras otro,
invariables
y respetuosos,
desfilan
sobre el brillo emocionado de mis pupilas.
Mudo
de envidias, optimista de esto llamado vida,
continuo
con los paseos bajo el sol y frente la luna.
Donde,
sin la paciencia de otros,
hago
tristes esbozos mientras señalo con los ojos
y
maldigo con las muelas.
Me
alimento de olores y bien venidas, creyente de lo que veo y palpo, dejo la fe
de lado con la fuerza de voluntad, que jamás falto en mi costado. Decido pese
mis dudas, logro arrancar sabor a la vida al rodearme de cuanto amo, alejado de hipocresías, sabido de que hoy, será un gran día.
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