En cada comienzo un aliento,
en cada vida un complejo,
en cada pecho un suspiro,
y en cada sueño, dos minutos.
Y… en cada te quiero, cielos
que padecen
pero también se eternizan,
sueldan al aire sus tripas
y al corazón, el resto de la
vida.
En un diciembre que hasta
entonces
podía ser otro cualquiera,
dos que por siempre en uno
quedan
ríen con la misma gana que
las estrellas
y las almas, que las musas y
de su pueblo,
palmas verdes y blancas
Por delante, lo que siempre
queda,
un camino del que nada sabe y
todo se espera,
del que todos hablan sin
saber una mierda,
al que ellos susurran y
algunos pocos, aplauden.
Un camino, como diría el que
suscribe.
Pa echarle cojones
y, todo el cariño
que nos hace mujer, y hombre, y destino.
Mis mejores deseos para Pedro
y Desiree, dos, que en uno convergen en este diciembre de 2017.
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