Se horrorizan mis ojos,
me amarga la saliva,
el alma siento indecente y sucia
al dar por confirmado
que en un mundo desarrollado,
el hambre es una realidad palpable.
A dos piernas me cruza la vergüenza,
el mundo se me cae encima, de vientos se ahogan conciencias.
Sobresaltado junto
el contenedor donde juegan rostros en la sombra buscando de la sobra curar la
desesperación.
Se hace la pena cuerpo,
iceberg el sudor,
la esperanza un sueño
mientras busco mi interior.
En este mundo efímero y ridículo,
donde la necesidad y el lujo viven
juntos,
a tan solo, un color, un estoy o no.
*Lastima de universos aquellos, que se
dejen colonizar por el miserable egoísmo humano, para morir como todo cuanto
tocamos, estrangulado*
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