Bruma de noche húmeda,
pese no verte
mis huesos te presienten,
mía la muerte sumisa y obediente,
recadera y querida.
De mis parpados cerrados,
señalo tus pasos,
mis ojos guían,
afilada hacha,
extensión de mi mano dormida,
en silencio o gritando,
rebana de una pasada
los miserables gaznates,
que inmerecidamente
parió
la vida.
Me importa una mierda
lo que de mi se diga,
lo mal que esta desear para otros
parca y oscuridad.
No esta en mi legado fingir la vida,
ser incapaz de mostrar mi verdad,
me niego a resignar la palabra,
a cambiar el gesto de cara,
me niego a perdonar al asesino,
al depravado, al violador,
al puto ladrón.
Aun cuando con el dedo,
me acusen por esto,
de
ser igual a ellos.
Yo rechazo,
el políticamente incorrecto
que da tanto miedo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario